Borja Muñoz Cuesta

Vivir en la City

Infinidad de prejuicios respecto al trader que gana dinero

Bolsamania | 16 mars, 2015 13:59 - Date: 14:01

A lo largo de mis años como Day trader me he encontrado con infinidad de prejuicios respecto al trader que gana dinero. Los más habituales son estos:

 

Si ganas tienes que vivir en la City.

Si ganas no puedes hacer formación.

Si ganas no puedes conducir un Toyota.

Si ganas no puedes estar en Twitter.

Si ganas te contraría un banco de inversión.

Si ganas no cenas en Ginos.

Si ganas tus hijos estudian en San Patricio o el Liceo Francés.

 

 

Muchos piensan que si ganas en el trading intradía, entonces deberías ir a trabajar para un fondo en la City a gestionar 100 millones de euros, pero todo lo contrario, ganar en el trading supone escapar de ese trabajo en Londres. ¿Os parece extraño o soy yo el raro? Encadenarse a una nómina, por muy alta que sea, y a un jefe no está en los planes de un day trader. Si me preguntan si me gustaría vivir en The Heron en el 5 de Moor Lane St., la respuesta sería un “sí” rotundo pero, en primer lugar, que ganes no significa que automáticamente te guste derrochar el dinero, y segundo, si quiero vivir pegado a un paraguas prefiero Donosti, Oviedo o A Coruña.

 

Un ejemplo más, en la pasada edición de Bolsalia y tras escuchar la interesante ponencia de J.A. Madrigal, gestor y formador al que admiro, tuve la ocasiones de conversar con él en presencia de otros traders. Le expuse que estaba de acuerdo con todo lo que allí dijo salvo en las dos afirmaciones que se muestran en el vídeo.

 

 

Me insistió en lo del track record y que no me faltaría trabajo gestionando capital. Pero señores, si los traders huimos del trabajo. Si alguien piensa, que tras la ardua lucha en los mercados para encontrar un equilibrio, un patrón y el perfecto modus vivendi, un trader va a ceder su más preciada conquista en independencia y tiempo, para gestionar un fondo y volver a ser un esclavo en una cárcel de oro, creo que está equivocado. En mi caso al menos, mi hija no me lo perdonaría. Roma locuta, causa finita.